« Ὅταν δὲ κρηπὶς μὴ καταβληθῇ γένους ὀρθῶς, ἀνάγκη δυστυχεῖν τοὺς ἐκγόνους. »
« Δουλοῖ γὰρ ἄνδρα, κἂν θρασύσπλαγχνός τις ᾖ, ὅταν συνειδῇ μητρὸς ἢ πατρὸς κακά. »
Ὥσπερ ἀμέλει μεγαλαυχίας ἐμπίπλανται καὶ φρυάγματος οἱ γονέων διασήμων. Κλεόφαντον γοῦν τὸν Θεμιστοκλέους πολλάκις λέγουσι φάναι καὶ πρὸς πολλοὺς ὡς ὅ τι ἂν αὐτὸς βούληται, τοῦτο καὶ τῷ δήμῳ συνδοκεῖ τῷ τῶν Ἀθηναίων· ἃ μὲν γὰρ αὐτὸς ἐθέλει, καὶ ἡ μήτηρ· ἃ δ´ ἂν ἡ μήτηρ, καὶ Θεμιστοκλῆς· ἃ δ´ ἂν Θεμιστοκλῆς, καὶ πάντες Ἀθηναῖοι. Πάνυ δ´ ἄξιον ἐπαινεῖν καὶ Λακεδαιμονίους τῆς μεγαλοφροσύνης, οἵτινες Ἀρχίδαμον τὸν βασιλέα ἑαυτῶν ἐζημίωσαν χρήμασιν, ὅτι μικρὰν τὸ μέγεθος γυναῖκα γάμῳ λαβεῖν ὑπέμεινεν, ὑπειπόντες ὡς οὐ βασιλέας ἀλλὰ βασιλείδια παρασχεῖν αὐτοῖς διανοοῖτο. Lo mejor es, quizá, comenzar primero por el nacimiento. En efecto,a los que desean ser padres de hijos ilustres yo, al menos , les aconsejaría que no se casen con mujeres de baja condición, quiero decir con mujeres tales como cortesanas o las concubinas; pues a aquellos que, de parte de madre o de padre, en su nacimientos, tienen alguna mancha, les acompaña indeleblemente durante toda la vida la vergüenza de su bajo origen y son fácil presa de los que quieren despreciarlos i vituperar los. Y así era sabio el poeta que dice:
"cuando los cimientos del linaje no se han establecido correctamente, es fuerza que los descendientes sean desgraciados" EURÍPIDES,Heracles 1261
Así pues, un tesoro hermoso para poder hablar con libertad es un buen linaje, el cual debe ser tenido muy en cuenta por los que desean vivamente una prole de hijos legítimos. Además,los sentimientos de los que tienen un linaje indigno e ilegitimo están inclinados por naturaleza al fracaso y a la humillación. Y habla muy bien el poeta que dice:
"sin duda esclaviza a un hombre, aunque sea valiente el conocer las culpas de su madre o de su padre". EURÍPIDES, Hipólito 424
Así como, por el contrario, los hijos de padres ilustres están, naturalmente, llenos de arrogancia y orgullo . Y por eso, se dice que Diofanto, hijo de Temístocles, decía con frecuencia que lo que él quería era aprobado por el pueblo ateniense. Pues lo que él quería también lo quería su madre; y lo que quería su madre también lo quería Temístocles; y lo que quería Temistocles, también lo querían los atenienses. Son muy dignos de ser alabados también por su magnanimidad los lacedemonios los cuales castigaron con una multa a su rey Arquidamo porque se atrevió a tomar en matrimonio a una mujer pequeña de estatura, diciéndole que les pensaba dar no reyes sino reyecitos.Plutarco, MORALIA: sobre la educación de los hijos, 2
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