05 Μαρτίου 2007

MEDEA.


Soy profesora de griego clásico y madre de tres hijos. He trabajado mucho tiempo como interina, yendo de acá para allá, dejando a mis hijos con desconocidos a los que pagaba para que me los cuidasen, sintiéndome culpable por dejarles con fiebre, pensando que era la peor de las madres, culpándome de sus toses, diarreas o decisiones sobre los estudios. Aun así, puedo considerarme afortunada: deje de ser interina gracias al hombre que tengo a mi lado. Decidió que debía ocuparse de los temas caseros para que yo pudiera ocuparme de los temas divinos. Ay cuántas lágrimas derramé aquel sábado al pensar que todo mi esfuerzo podía resultar vano. Pero.... aquí estoy.

Fijaos bien en la expresión:
ME CONSIDERO AFORTUNADA.

De todo lo que tiene vida y pensamiento, nosotras, las mujeres, somos el ser más desgraciado. empezamos por tener que comprar un esposo con dispendio de riquezas y tomar un amo de nuestro cuerpo, y éste es el peor de los males. Y la prueba decisiva reside en tomar a uno malo, o a uno bueno. A las mujeres no les da buena fama la separación del marido y tampoco les es posible repudiarlo. Y cuando una se encuentra en medio de costumbres y leyes nuevas, hay que ser adivina, aunque no lo haya aprendido en casa, para saber cuál es el mejor modo de comportarse con su compañero de lecho. Y si nuestro esfuerzo se ve coronado por el éxito y nuestro esposos convive con nosotras sin aplicarnos el yugo por la fuerza, nuestra vida es envidiable, pero si no, mejor es morir. Un hombre, cuando le resulta molesto vivir con los suyos, sale fuera de casa y calma el disgusto de su corazón yendo a ver a algún amigo o compañero de edad. Nosotras, en cambio, tenemos necesariamente que mirar a un solo ser. Dicen que vivimos en la casa una vida exenta de peligros, mientras ellos luchan con la lanza ¡Necios! Preferiría tres veces estar a pie firme con un escudo, que dar a luz una sola vez.

EURÍPIDES. Medea 230-251

PREGUNTAS:


  1. ¿ Cuántas veces habéis oído a un marido decir que su mujer está tranquila en casa, mientras él debe de ir a trabajar?

  2. ¿ A cuántos hombres conocéis que salen habitualmente con sus amigos, mientras sus mujeres se quedan en casa al cuidado de los hijos?

  3. ¿ Cuántos hombres se han pedido la baja por paternidad?

  4. ¿ Cuántas mujeres dejan sus estudios, sus trabajos para cuidar de los hijos? ¿ A cuántos hombres conocéis que lo hayan hecho?

  5. ¿ Conocéis a alguna mujer que se haya separado , ella, de su marido y no sea tachada de frívola y que que no aguanta lo que debe de aguantar una mujer?.

Sí, nuestra situación ha mejorado, no sólo respecto a la mujer del s. V ac, sino respecto a mi propia abuela. Pero , de verdad ¿ Hemos mejorado tanto como dicen?

5 σχόλια:

Esther είπε...

He intentado contestar tus preguntas, pero la verdad es que las respuestas eran: muchas o ninguna, y lo peor es que sin dudarlo.¡Qué tristeza!
Mertxu ¿cuántas veces hemos dicho" es que no nos podemos poner ni enfermaaaaas?.¡Qué bonito pasaje!

Esther είπε...

Por cierto, la historia del principio, me la conozco muy bien, ni que la hubiera escrito yo.

Ana Ovando είπε...

También me reconozco en la historia del principio, con un hijo menos y con un hombre maravilloso menos también. Y aquí sigo ...

Me gusta el texto de Medea que has escogido, no tiene desperdicio: también yo me considero afortunada.

Esta semana parece que todo el mundo se acuerda de las mujeres que trabajamos y hemos sacado adelante a una familia, como si el resto del año no lo hiciéramos. Ya estoy un poco cansada de ese reconocimiento, la verdad.

PS: El enlace hay que revisarlo, no va bien.

Unknown είπε...

Estoy con Ana. ¿Y el resto del año? Por eso estoy en contra de todas estas celebraciones de un día. Me gusta el pasaje. Dame tiempo que busque otro.

Esther είπε...

Isra, ya puede ser bueno ¡que lo vamos a leer con lupa!