07 Μαρτίου 2007

Mujeres CLÁSICAS

TROYA (LUIS ALBERTO DE CUENCA)

HELENA: PALINODIA

No, no es verdad, amor, aquella historia.
llegó a seducirte aquel imbécil
de rizos perfumados. No te fuiste
precipitadamente de la fiesta
de nuestro aniversario, con los ojos
clavados en el bulto que emergía
de entre sus piernas, y con las narices
saturadas de droga. No embarcaste
en su yate de lujo con lo puesto
-que casi no era nada-, mientras yo
te buscaba en la calle como un loco,
creyendo que te había pasado algo.

EL JUICIO DE PARIS

A la dudosa luz del alba
las tres diosas se contonean
recién lavadas y peinadas,
cada una con un espejo que dice: "Tú eres
más hermosa."

Fina escarcha y polvo de estrellas
salpica los divinos cuerpos
hechos de sueño y de rocío
y de polen de madreselva
y de feérica telaraña.

Se desperezan los gorriones.
Un viento sur muy destemplado
riza las ramas de los árboles.
Llega Paris a la glorieta
silbando alegre tonadilla.













TEICHOSCOPIA

Tras nueve años de guerra, el rey de Troya
no sabe quiénes son sus enemigos.
Se lo pregunta a Helena, allá en lo alto
de la maúlla: "Dime, Helena, hija,
¿quién es ese que saca la cabeza
a los demás y que parece un rey
por su modo de andar y por su porte
señorial?" "Mi cuñado, Agamenón,
un hombre insoportable que no cesa
de gruñir, el peor de los esposos
y un mal padre." "¿Y el rubio que está al lado?"
"Es mi marido, Menelao, un idiota
que no supo apreciar como es debido
lo que tenía en casa y no comprende
a las mujeres." Príamo registra
la información de Helena en su vetusto
cerebro, y continúa preguntando:
"Y ese otro de ahí, de firme pecho
y anchos hombros, que va y viene nervioso
por el campo, las manos a la espalda,
como quien trama algo, ¿Quién es ese?"
"Odiseo de Ítaca, un fullero
de quien nadie se fía, un sinvergüenza."
"¡Caramba con los griegos!", piensa Príamo,
y le dice a la novia de su hijo:
"Otros veo, muy altos y muy fuertes,
que destacan del resto. Por ejemplo,
esa masa magnífica de músculos
que está ahí sentada al fondo, a la derecha..."
"Es Ayante, una bestia lujuriosa
y prepotente, un grandullón con menos
inteligencia que una lagartija."
"¡Qué bien hice estos años -piensa Príamo-
sin saber quiénes eran estos tipos!
Basta que gente así reclame a Helena
para no devolverla." Y en voz alta
dice a la chica: "¿Dónde estará Paris?"
"Imagino que en la peluquería,
haciéndose las uñas y afeitándose."
"Ayúdame a bajar de la muralla
y vamos en su busca, que os invito
a los dos a una copa en el palacio"

3 σχόλια:

Esther είπε...

Estos poemas sí que contribuyen a poner paz y armonía. Lo que más me gusta es que estamos viendo la figura de la mujer desde puntos de vista muy diferentes.Como siempre, Javi, muy acertado.¡No como otrosssssss!

Unknown είπε...

¡Vaya! Un ejemplo clásico que pongo para que no se repita y mira la que se ha liado.
Y eso que no encontré el texto de la canícula, el calor y la relación con el ardor sexual de las mujeres, comparándolas con ciertos animales (sic).
A ver si mañana encuentro un texto más políticamente correcto y contribuyo a la paz.
Menos mal, Javi, que has salvado el pabellón con estos poemas.
Quizás deba recurrir a Garcilaso y su "En tanto que de rosas y azucenas..." Pero ya no sé.

Ana Ovando είπε...

Muy bien, Javi, gracias por mostrarnos como los tópicos clásicos pueden ser reinterpretados a través de la historia.